Esta
película, cuya traducción al español responde a “El hombre que sabía demasiado”, producida por Alfred Hitchcock en el año
1934, cuenta la particular historia de una familia inglesa que se ve
involucrada en una conspiración política, su hija Betty es secuestrada como
parte de un chantaje para mantener el silencio de sus padres hasta el día del
atentado.
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A la
izquierda tomas iniciales de la película, la niña en medio de la pista de
esquí. A la derecha la misma niña en medio del espía y la policía, quien
intenta dispararle al hombre.
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Desde
el inicio de la trama la Betty (Nova Pilbeam) es presentada como un obstáculo, punto
en el que coincidirán otros personajes, pues dificulta que las acciones de los
otros -según la lógica del relato- se ejecuten de manera continua. Su perfil se
mantiene bajo, pero le otorga sentido al final de la historia cuando a través de ella se demuestra que su
madre tiene una excelente puntería (contrario a lo mostrado inicialmente), por
lo que se podría decir que siempre está en función de alguien más. Dicho de
otra forma, el hacer del personaje no tiene relevancia en sí mismo, sino cuando
establece una relación con otro de los personajes, en este caso de
complementariedad de acciones (para los espías es asistente-obstáculo: es
utilizada para chantajear a sus padres, su vida a cambio de silencio, mas al
cierre su participación obstaculiza el actuar del espía).
Jill
(Edna Best), madre de Betty, se distingue como asistente (recibe una llave de
Louis, un agente secreto que descubre dónde se hará el atentado y le indica una
pista para descubrirlo), sin embargo, también representa una oposición al
accionar de los espías: primero compite en un concurso de tiro al blanco, donde
el otro participante gana, y se reafirma al descubrirse que el tirador que
compite con ella es uno de los espías, quien resulta muerto por un tiro de Jill
para intentar salvar a su hija (inversión del proceso).
A lo
largo de la trama, el deseo de rescatar Betty la conduce al lugar donde se hará
el ataque, y gracias a uno de sus gritos, la acción resulta frustrada. Luego de
ver a una mujer -podría decirse- derrotada (falló su “tiro al aire”), al final
el relato muestra a una Jill decidida, valiente y ganadora (le atina a muerte a
su excompetidor), por lo que se muestra la evolución del personaje.
Sucede
algo similar con su esposo Lawrence (Leslie Banks), quien al inicio no conoce
absolutamente nada del complot, incluso está rodeado de los espías sin saberlo
y, conforme avanza la trama, se entera de todos los datos del plan que ellos llevarán a cabo. Se podría
catalogar como personaje activo (es partícipe de las acciones del relato), ya
que llega a concluir el proceso de “descubrimiento” realizado por Louis (quien
fue asesinado por los conspiradores y, por obvias razones, no pudo terminar su
“investigación”).
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En el primer
cuadro Lawrence habla con Abbott, el principal conspirador, sin conocer sus
intenciones. En el cuadro de la derecha, ya es del conocimiento de Lawrence
todo acerca del complot.
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Su
paternalismo -la añoranza de Betty y el deseo de rescatarla- lo lleva a
descubrir la conspiración planeada contra el Cónsul británico. En este proceso se puede
observar claramente la evolución del personaje, a quien hace referencia el
título de la cinta.
Del
otro lado está Abbott (Peter Lorre), el principal conspirador, se define hasta
el final del relato. Cuando Jill compite, él está presente al lado de Lawrence
y Betty (hasta le muestra a la niña una especie de artefacto, cuyo sonido se
repite varias veces en el relato). Louis sospecha de Abbott, por lo que no lo
ve con buenos ojos, pero ningún otro personaje nota este choque. El espectador
se identificaría con él a primera entrada (por la simpatía que muestra), mas su
progreso en el relato provoca el efecto contrario.
En
Hitchcock es muy recurrente la distorsión de personajes, y se capta al
personaje opositor cuando el final de la trama se acerca, como sucede con
Abbott.



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